Cuidar nuestras uñas no solo tiene un valor estético, sino que también es una parte fundamental del cuidado personal y de la salud de nuestras manos. Sin embargo, muchas veces en el intento de lucir unas uñas perfectas, se cometen errores que pueden perjudicar la piel que las rodea. Esta zona, conocida como el eponiquio (aunque comúnmente se confunde con la cutícula), es muy delicada y cumple una función protectora. Por eso, es esencial seguir una rutina adecuada que cuide tanto las uñas como la piel que las rodea.
1. Evita la manipulación excesiva de las cutículas
Uno de los errores más comunes es cortar o empujar con fuerza la cutícula. Aunque parezca un paso necesario para una manicura “limpia”, esta práctica puede dañar la barrera natural de protección frente a bacterias y hongos. En su lugar, lo más recomendable es mantenerlas hidratadas y suavizarlas con productos específicos, retirándolas suavemente si fuera necesario, pero nunca eliminándolas por completo.
2. Hidratación diaria: clave para uñas y piel saludables
La hidratación no solo es importante para la piel del rostro o del cuerpo. Las manos y las uñas también necesitan cuidados diarios. Aplicar una crema hidratante específica para manos, o incluso aceites naturales como el de almendras o jojoba, ayuda a mantener la elasticidad y evitar que la piel alrededor de las uñas se agriete o se reseque.
3. Lima, no cortes: una técnica más respetuosa
Cortar las uñas con herramientas inadecuadas puede provocar pequeñas fracturas que debilitan su estructura. En cambio, limarlas con una lima de grano fino siguiendo siempre la misma dirección ayuda a mantener su forma sin agredirlas. Esta técnica también reduce el riesgo de dañar la piel de los laterales.
4. Evita el uso frecuente de productos agresivos
Esmaltes de uñas de baja calidad, quitaesmaltes con acetona o incluso ciertos jabones pueden ser demasiado agresivos para la piel y las uñas. Su uso frecuente puede provocar sequedad, irritación e incluso dermatitis. Siempre que sea posible, opta por productos suaves y de buena calidad, y permite que las uñas “descansen” entre manicuras.
5. Atención a los signos de alarma
Cambios en la textura, color o forma de las uñas o enrojecimiento e inflamación de la piel que las rodea pueden ser señales de que algo no va bien. En estos casos, lo mejor es consultar con tu farmacéutico o con un dermatólogo para descartar infecciones o afecciones dermatológicas.
6. Rutina semanal de cuidado
Dedicar un momento cada semana al cuidado de las uñas puede marcar la diferencia. Limar, hidratar, revisar posibles lesiones y darles un descanso del esmalte es una forma sencilla de mantenerlas en buen estado sin agredir la piel que las acompaña.
Unas uñas bonitas y sanas empiezan por un cuidado respetuoso que tenga en cuenta no solo su apariencia, sino también la salud de la piel que las rodea. Con gestos sencillos y constantes, podemos evitar daños innecesarios y mantener unas manos bien cuidadas todo el año.
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