Con la llegada del verano, muchas personas notan una disminución en su energía habitual. El cansancio, la falta de concentración o incluso el sueño irregular se convierten en protagonistas durante los meses de más calor. Pero, ¿es normal sentirse más cansado en verano? La respuesta es sí, y tiene una explicación fisiológica y ambiental.
¿Por qué nos sentimos más cansados en verano?
El cuerpo humano está constantemente adaptándose a su entorno. Cuando las temperaturas suben, nuestro organismo necesita realizar un esfuerzo extra para mantener una temperatura interna adecuada. Este proceso, conocido como termorregulación, implica una mayor dilatación de los vasos sanguíneos y un aumento de la sudoración, lo que puede provocar una ligera deshidratación y una bajada de tensión arterial. Ambas situaciones están estrechamente relacionadas con la sensación de fatiga.
Además, el calor intenso afecta la calidad del sueño. Las noches calurosas pueden dificultar el descanso profundo, interrumpiendo el ciclo natural del sueño y generando una sensación de agotamiento desde primera hora de la mañana.
Cambios en la rutina y el estilo de vida
Durante el verano, es habitual que nuestras rutinas cambien: los horarios se modifican, se reduce la actividad física o se alteran los hábitos alimentarios. Este desajuste en nuestras costumbres puede generar un impacto en nuestro estado de ánimo y en nuestros niveles de energía.
También hay que tener en cuenta que los días más largos y la mayor exposición a la luz solar pueden alterar la producción de melatonina, la hormona responsable de regular el sueño. Aunque la luz solar estimula la producción de vitamina D y tiene beneficios para nuestro bienestar general, el exceso puede descompensar nuestros ritmos biológicos.
¿A quién afecta más?
Aunque todos podemos notar estos efectos, las personas mayores, los niños y quienes padecen enfermedades crónicas o cardiovasculares son más sensibles a los cambios de temperatura. También pueden sentir este cansancio con más intensidad las personas con niveles bajos de hierro, problemas de tiroides o aquellas que no mantienen una hidratación adecuada.
Consejos para combatir el cansancio veraniego
Aunque el cansancio en verano es algo habitual, hay formas de minimizar sus efectos:
- Hidratarse correctamente a lo largo del día, incluso sin sensación de sed.
- Mantener una alimentación equilibrada, rica en frutas y verduras frescas.
- Evitar la exposición al sol en las horas centrales del día.
- Priorizar el descanso, creando un ambiente fresco y tranquilo para dormir.
- Realizar actividad física suave, como caminar al atardecer o nadar.
Estos pequeños gestos pueden marcar una gran diferencia en nuestra energía diaria.
Escucha a tu cuerpo
El verano invita a disfrutar, pero también a respetar el ritmo de nuestro cuerpo. Si el cansancio se vuelve persistente o se acompaña de otros síntomas como mareos, palpitaciones o dificultad para concentrarse, lo mejor es consultar con un profesional sanitario para descartar posibles causas subyacentes.
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