El otoño trae consigo paisajes de tonos cálidos, temperaturas más suaves y un respiro tras el intenso calor del verano. Sin embargo, también es una época en la que las alergias, lejos de desaparecer, se mantienen o incluso empeoran. Una de las causas menos conocidas pero bastante frecuentes en esta estación son las alergias provocadas por el moho.
¿Por qué hay más moho en otoño?
Con la llegada del otoño aumentan las lluvias y la humedad ambiental, lo que favorece el crecimiento de mohos en espacios interiores y exteriores. Las hojas caídas, los suelos húmedos y las zonas con poca ventilación son el hábitat ideal para estos hongos microscópicos. Al liberar esporas al aire, el moho se convierte en un potente alérgeno para muchas personas.
¿Cómo se manifiestan las alergias por moho?
Los síntomas suelen confundirse con los de un resfriado común o una rinitis estacional. Algunos de los más frecuentes incluyen:
- Congestión nasal o secreción acuosa
- Estornudos frecuentes
- Picor de ojos, nariz o garganta
- Ojos llorosos o enrojecidos
- Tos seca persistente
- Fatiga general
En personas asmáticas, estas alergias pueden agravar los síntomas respiratorios o incluso desencadenar crisis si no se controla adecuadamente la exposición.
¿Dónde se encuentra el moho?
El moho no solo aparece en exteriores. En interiores también puede proliferar, sobre todo en zonas con humedad constante como baños, sótanos, cocinas o incluso detrás de muebles pegados a paredes frías. La falta de ventilación o la presencia de condensación favorecen su crecimiento.
También es común en sistemas de ventilación y calefacción, especialmente si no se realiza un mantenimiento adecuado antes del uso estacional.
¿Qué podemos hacer para prevenirlo?
Prevenir la exposición al moho es clave para evitar o reducir los síntomas alérgicos. Aquí algunas recomendaciones prácticas:
- Ventilar diariamente todas las estancias, incluso en días fríos.
- Usar deshumidificadores si la humedad relativa supera el 60 %.
- Evitar el uso de humidificadores sin control ambiental.
- Limpiar con frecuencia zonas propensas al moho (duchas, azulejos, marcos de ventanas).
- No acumular hojas húmedas en terrazas o jardines.
- Revisar y limpiar los filtros del sistema de climatización de manera regular.
¿Cuándo acudir al profesional sanitario?
Si los síntomas se repiten cada otoño, se prolongan durante semanas o afectan la calidad de vida (como el sueño o la concentración), es recomendable consultar con un profesional sanitario. Un diagnóstico correcto y una buena orientación pueden ayudarte a convivir mejor con este tipo de alergias, e incluso prevenir complicaciones respiratorias en el futuro.
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